La psicomotricidad es la disciplina integral que ayuda a los niños a desarrollar y controlar su movimiento corporal, además de a potenciar su relación con el entorno y su capacidad comunicativa con los demás. Son múltiples los beneficios asociados a esta técnica, tal útil en cualquier ámbito y circunstancia. Y muy especialmente en la realidad que vivimos ahora mismo como consecuencia del COVID-19. El cierre de los centros educativos durante los últimos meses del curso anterior, y la incertidumbre que protagoniza el inicio de las clases, puede perjudicar al desarrollo de los más pequeños. Ahora más que nunca, la psicomotricidad infantil se vuelve imprescindible. Y vamos a contarte por qué. Estos son los principales beneficios que aporta a los niños.
Educación Infantil Psicomotriz
Desde que nacemos, comienza nuestro desarrollo a todos los niveles. Vamos conociendo, aprendiendo e internalizando todo lo que nos rodea en el exterior a través de nuestras vivencias a nivel corporal y motor. Mientras tanto, trabajamos nuestra integración social e interactuamos con el entorno. Es por ello por lo que la Educación Infantil debe ser psicomotriz, para potenciar el desarrollo motriz, cognitivo y emocional de los niños. En estas tres áreas la psicomotricidad infantil presenta distintos beneficios.
Desarrollo motriz
Para lograr una integración con el entorno, el primer paso es que el infante obtenga un esquema corporal con el que tome conciencia de su propio cuerpo. Una vez ha percibido sus capacidades, debe controlarlas adaptando sus movimientos corporales a la demanda del exterior. En el ámbito motriz, el desarrollo del niño favorecido por la psicomotricidad infantil se fundamenta en los principios del equilibrio, la postura, la lateralidad, la ubicación y la coordinación. Todos ellos imprescindibles para su interacción con el entorno.
Desarrollo cognitivo
Una vez el niño es conocedor de sus capacidades motrices, comienza su desarrollo cognitivo basado en la percepción de los objetivos que le rodean y en la exploración de sus usos. Gracias a la psicomotricidad infantil, se crean hábitos que contribuyen a afianzar el aprendizaje, a trabajar aspectos como la atención, la concentración o la memoria. Y, por supuesto, a potenciar la creatividad, que favorece su crecimiento en múltiples ámbitos.
Desarrollo afectivo
La integración a nivel social del niño es primordial para que alcance un desarrollo total de sus capacidades. Los compañeros en la escuela juegan un papel básico en este aprendizaje social y afectivo. Conectar con los que le rodean y comunicarse libremente con respeto y empatía le permite al niño superar miedos, fortalecer su personalidad y aumentar su seguridad emocional.
En definitiva, con la psicomotricidad infantil el niño es consciente de la coherencia existente entre lo que hace el adulto y lo que pide. Es decir, se favorece un clima positivo de comunicación, basado en la aceptación y la alegría. Para alcanzar todos los objetivos propuestos y obtener los beneficios mencionados, en el desarrollo de esta disciplina es necesaria la participación tanto del niño como del educador, pero también de los padres y del entorno escolar. Una labor conjunta que pondrá en marcha todas las potencialidades del niño.